regalito de bienvenida

Os voy a hacer un regalo de bienvenida por ser tan majetes y haber entrado en mi bloj; y asín, que podáis ver que soy un pintor con sensibilidad y haudacia, (Haudacia por "lo de las flores": por la haudacia que se ha de tener ohien día, paracer referencia a algo tan mundano y trivial, a la vez quermoso, sin temor a que los capullos de turno te tilden damariconao ó cursi, y como metáfora de lo que para mí, hadeser el arte: Belleza. Mas no belleza monda y lironda, sino la belleza que se encuentra en el interior de las cosas bellas y que disparan nuestra belleza interior, pues el arte, al fin y al cabo, no es mas que eso: un "objeto" que dispara nuestra belleza interior y nos hace ser mejores personas; (a excepción de los curas, puesto que son tantos los siglos en los que se han visto rodeados de tan excelso DON (el de la belleza) y canutilizado para la manipulacion social, mas que para el disfrute espiritual, y que se les ha onnibulado el sentimiento). También aclarar que algo bello no es parejo de algo bonito. El beso de Klimt es muy bonito y queda muy bien, ya sea en el salón o en el dormitorio encima de los muebles del IKEA; asi como en la cocina o el baño (si es grande – el baño), y que al final es una puta mierda de cuadro. Mientras que el paisaje de Toledo de Domenikos Teotocopulaos es feo como un demonio en un dia nublado de excursion , pero posee una belleza tal, que no nos importaría que nos lloviera encima de los filetes rusos y la tortilla. En fin, que: Seguid, seguid leyendo malditos, seguid cosbais a cagar.

Es muy posible que un cuadro que no contenga más que dos rectángulos pueda causarle a su autor más inquietudes que las que le produjo a un artista del pasado pintar una Madona. Este último sabía qué se proponía; contaba con una tradición por la que orientarse, y la cantidad de decisiones con las que tenía que enfrentarse era limitada. El pintor abstracto con sus dos rectángulos se halla en una posición menos envidiable. Puede trasladarlos de lugar por toda la tela, intentar un número infinito de posibilidades y no saber nunca cuando y donde detenerse. Incluso aun no compartiendo su interés es preciso que no tomemos a broma la tarea que se ha impuesto a si mismo.