la oracion de una tarde de domingo

Padre nuestro que sabe Dios donde coño estarás.
Santificada sea tu presencia aquí en el mundo pues falta nosace.
No veas tío como está esto de guerras y demás zarandajas.
Así que venga a nosotros tu reino y vente tu también.
Para quesaga tu voluntad, porque como se la dejemos a los políticos lo llevamos claro.
Lo de en la tierra o en el cielo nos da un poco igual.
El pan nuestro de cada día llénalo con algo.
Y que no es por nosotros, pero hay sitios como en África, que le dices a uno: salchichón.
Y te contesta que tu puta madre por si acaso.
ah¡¡ hai si¡¡ perdona nuestras deudas pero no las de los demás que la cosa no esta pa perdonar.
Aunque échale una mano al tercer mundo con lo de la deuda que ya tedicho como andan.
No nos hipoteques mas, y príngate un poco cal final también es tu mundo.
Y nos nos dejes caer en: ¿la tentación?, que va¡¡, ahí si déjanos.
Donde no nos dejes caer es en el foso de la ignominia, la desidia, y el abatimiento.
Questamos como agilipoyaos con tanta tele y tanto debate de la Belén Esteban y el enano maricón de bigote.
Por lo que líbranos del mal, de gran hermano, de los curas y cosas como desas.
Y danos Champions.
Amen

- Goooolllllllllllllllllllllll


- Passsaaaaaa, aquiiii, aquiiiiii


- Yo paso del fútbol; prefiero la música.

Pero ¿qué es lo que debe experimentar un pintor y por qué no se ha de contentar con sentarse ante la naturaleza y pintar lo mejor que sepa? La respuesta parece residir en que el arte ha perdido su estabilidad, porque los artistas han descubierto que la sencilla exigencia de que deben pintar lo que ven es contradictoria en si