viernes, 18 de diciembre de 2009

el camino que lleva a Belen



Baja hastal valle que la nieve cubrió. Los pastorcillos quieren ver a su rey y exponer sus quejas democraticamente y sin violencia. Pero no le traen regalos en su humilde zurrón, marca "porrompompom". Entonces es cuando sale la ministra de agricultura y les dice eso de que con lo de las fiestas se le ha pasado lo del IPC y que caminante no hay camino, se hace camino al andar y es cuando al echar la vista atrás, te das cuenta del camino recorrido.


El camino queda entonces franco para los casos en que hay que reconocer que el propio arte posee un carácter social. Es el caso de algunos portas épicos que recogen los relatos, las leyendas y los cantos populares; es el caso de las catedrales seculares e incluso milenarias en las que generaciones enteras de artistas, la mayoría de las veces desconocidos, han trabajado con entrega y sumisión, y que a través de la diferencia de estilos, de siglos, de personas han conservado a menudo una profunda unidad y una secreta armonía, expresion viva de un alma común y de una tradición ininterrumpida. Es el caso, finalmente , de las ciudades antiguas, cuya viva unidad da testimonio de una colaboración que ha sabido alcanzar el nudo dialéctico de interpretación y tradición, por una especie de obediencia creadora que conoce todas las vicisitudes de la imitación y de la originalidad, de la continuidad y de la innovación y que, a través de todos los matices d la comunidad, del parecido, de la participación llega a unir de forma indisoluble unidad y variedad.
Nadie querrá negar, por otra parte que al artista lo condiciona la sociedad: hasta tal punto que se podría esbozar una sociología de los artistas: del que vive de su "oficio" y el pintor que impone su arte; del poeta cortesano y del poeta maldito; del artista oficial y del rebelde; del artista como personaje público y del artista bohemio; del origen del artista, de sus opiniones políticas, del puesto que ocupa en la sociedad. Pero no hay que creer que la situación social del artista y su alma interior se encuentran en la obra a diferentes niveles: la obra no tiene mas que una capa, que es su contenido, es decir, una espiritualidad tan colectiva como singular que se refleja por entero en el estilo y se identifica por completo con el cuerpo físico de la obra, de manera que la vertiente social y la vertiente personal, inseparables ambas, proceden del "mundo" único e indivisible de la obra.



- EN FIN¡¡¡ menos mal que soy un búho y no tengo por quéntender nada

Y sin embargo si reaccionamos contra esa primera aversión, quedaremos recompensados con creces, pues el dibujo de Durero, en su tremenda sinceridad es una gran obra.

1 comentario:

campoazul dijo...

No me extraña que se le haya pasado lo de IPC, con las compras, los regalos... una cosa y la otra..., a cualquiera se le olvidan las cosas...

Un beso.