domingo, 22 de noviembre de 2009

el fútbol es como el arte, hay que darle muchas vueltas a la pelota para entenderlo

Como veis en la foto me he quedado solo. Después destar unos días hablando de fútbol, e intentar relacionar este último con el arte, pues que la gente no mentiende; así que hoy lo voy a explicar mas claramente, sin hacer ninguna referencia al fútbol y centrándome en la metafísica del arte. Yo en el fútbol soy del Madrid, pero me cambio enseguida al que va ganando, así no sufro y siempre gana mi equipo; pero en el arte prefiero atenerme a la variabilidad del gusto tal como aparece en la multiplicidad de las interpretaciones más que a tener que explicar la unicidad del juicio tal como se manifiesta a través de esta multiplicidad. Cuando contrapongo la multiplicidad de las bellezas a la contrastación entre bello y feo, o entre buen o mal gusto, me refriego, en el fondo, a la multiplicidad de las interpretaciones, con las que trato de legitimar su variabilidad y diversidad; pero esto no obsta para que el juicio, refiriéndose a la obra misma, sea selectivo o correctivo.
Después de haber sacado a la luz las razones por las que el juicio estético no puede pretender la universalidad (pero, según lo que he dicho, no es el juicio sino la interpretación la que no se puede universalizar ni pretender ser única, a causa de su esencial e irreductible singularidad); Descartes en sus ensayos sobre la estética ya dijo algo parecido: "on peut avoir des raisons de tenir certaines expériences esthétiques pour supérieures á d´autres, sans avoir aucun moyen d´objetiver cette certitude sauf en l´affirmant. Il ne reste pas moins vrai que la simple affirmation gratuite des dertitudes personnelles leur permet de se reconaître, etde se renforcer ou de se compléter mutuellement". Ésta es una fenomenología, enología del nacimiento y difusión de un gusto y del carácter social (personalidad significa también sociabilidad) de la interpretación. Pero no hay que creer que el termino "gusto" sea univoco: hay un gusto personal e histórico, que cambia constantemente, ya que es la espiritualidad misma de una persona o de una época transformada en perspectiva y en preferencia artística; hay también un gusto como facultad de juicio. El primero representa la condición de la interpretación, a la que transmite su propia mutabilidad y variabilidad ; el segundo tiende a captar el valor objetivo de la obra, y por ende debe ser único, universal , invariable. Nada mas legitimo que declarar las propias preferencias; pero nada menos legitimo que presentarlas como juicios. Sin embargo, parece casi inevitable eliminar la propalacion de juicios falsos que no sirven sino para eternizar ciertas preferencias, ya que el gusto como facultad de juicio no se puede realizar sino a través del gusto personal e histórico. He aquí por qué el valor artístico se muestra sino a quien lo sabe ver: no solo la comprensión sino también la valoración están condicionadas por la experiencia, la simpatía y la congenialidad. Esta es también la razón por la que se hace difícil enunciar y comunicar un juicio: un juicio que afirme el valor positivo de una obra no dice nada a quien no ha tenido acceso directo a la misma. La presencia necesaria de esta condición no impide, sin embargo, la universidad y objetividad del juicio, porque el juicio es el punto en el que se realiza el acuerdo entre todos los interpretes a través de la variabilidad del gusto histórico. Hay que observar, naturalmente, ciertas reglas; por ejemplo: en primer lugar, comportarse de modo que el gusto personal no sea jamas el criterio del juicio, sino que sea siempre sólo el órgano de la interpretación; en segundo lugar, ampliar el gusto personal, para extender de este modo el ámbito en el que la facultad de juicio pueda actuar en las mejores condiciones para emitir el juicio mas objetivo.
la realización de esta tara solo es posible a través de las generaciones; sin embargo, resulta alentador ver que a pesar de que en el transcurso de la historia las interpretaciones se van sucediendo constantemente, poco a poco se va decantando el acuerdo sobre el valor de alguna obra de arte: de este modo en el momento en el que se despliega la inagotable riqueza de la experiencia estética y del arte se afirman la universalidad y objetividad del juicio. Este es el análisis que me permito proponer: ver como a través de la variabilidad de los gustos y de la multiplicidad de las interpretaciones, y a pesar de todos los malentendidos reales y posibles, se decanta poco a poco en el transcurso de la historia un reconocimiento cada vez mas unánime del valor de ciertas obras, es decir, se confirma la universalidad, la objetividad y la unicidad el juicio.
He dicho; y después de decir to esto que ni yo mismo creo entender, a no ser que me ponga de tal pedo de maría como cuando escribo estas cosas, creo que le voi a dar unas vacaciones al cerebro y por cierto............ ¿cuanto falta?,¿como que para que?: para el Madrid - Barsa.

ecografia de mi cerebro en estado mariguanado y después describir toheste rollo

ecografia del cerebro de Mondrian. Éste es que le daba mas a las drogas sintéticas

no entiendo ni jota de lo quescribe mi nieto pero lo que tiene que hacer es buscarse un trabajo

- a mi el chico me gusta, pero es que no entiendo nada de lo que dice.
- ¿y que quieres hija?¡¡ es un artista. Tú tiratelo que heoido que folla como espiderman


y sin embargo si reaccionamos contra esa primera aversión, quedaremos recompensados con creces, pues el dibujo de Durero, en su tremenda sinceridad es una gran obra

1 comentario:

campoazul dijo...

Despues de leer todo lo que tu cerebro dio de si, estoy apuntito de mandarte la ecografia del mio, para que la pongas ahi en mendio del tuyo y del otro, que el pobre no da mas de si, que ya tiene bastante con lo cotidiano como para meterle arte y futbol...como siempre fue un placer.

Un beso.